¿Qué es la delincuencia financiera? La delincuencia financiera se ha convertido en un tema de actualidad para los directores de las empresas y los ejecutivos de la alta dirección de las instituciones financieras de todo el mundo. Los costes de los delitos financieros suelen incluir las pérdidas directas, las multas por incumplimiento y los daños a la reputación.

¿Qué es la delincuencia financiera?
La delincuencia financiera se define generalmente como cualquier actividad que implique un comportamiento fraudulento o deshonesto para obtener un beneficio económico personal. La delincuencia financiera se refiere a todos los delitos cometidos por un individuo o un grupo de individuos que implican tomar dinero u otros bienes que pertenecen a otra persona para obtener un beneficio financiero o profesional. Los dos tipos de delitos financieros más importantes son el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
La delincuencia financiera es un reto importante y continuo para los bancos, las instituciones y los particulares. A medida que los reguladores y las autoridades financieras introducen nuevas estrategias para detectar y prevenir los delitos financieros, los delincuentes desarrollan metodologías más sofisticadas para eludir el escrutinio legal y cometer delitos, como el fraude, el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. También se espera que las instituciones financieras participen en la lucha contra la delincuencia financiera garantizando el cumplimiento de la normativa de las autoridades, a riesgo de sanciones potencialmente graves.
El cumplimiento de la normativa financiera es una preocupación internacional importante: se calcula que el coste mundial del cumplimiento de la normativa en el sector financiero es de unos 180.900 millones de dólares estadounidenses al año.
Las instituciones financieras invierten mucho dinero en reforzar los controles internos y la cultura de cumplimiento para garantizar que las actividades de delincuencia financiera estén prohibidas dentro de la organización. Los mecanismos de control interno previenen la aparición de amenazas de delitos financieros externos a los que está expuesta la institución.
Los delincuentes son muy creativos a la hora de desarrollar métodos para cometer estos delitos. Están muy influenciados por la economía, los mercados financieros y los regímenes de lucha contra el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo en los que operan. Muchos explotan cada vez más la compleja naturaleza de los servicios financieros, lo que dificulta aún más su detección y prevención. Además, los sindicatos a gran escala, como los grupos de delincuencia organizada internacional, se aprovechan de las diferencias en las legislaciones penales nacionales.

El impacto de la delincuencia financiera en la economía, la gobernanza y la sociedad es tan importante que la supervivencia de todo el sistema financiero se pone en juego debido a las complejas actividades delictivas y a las estructuras creadas para llevarlas a cabo. La delincuencia financiera se ha convertido en un asunto que preocupa a los Estados, y se realizan esfuerzos para proteger la integridad y la estabilidad del sistema financiero, cortar los recursos de que disponen los terroristas e identificar a quienes se dedican a cometer delitos u otras actividades delictivas.
La delincuencia financiera es un negocio multimillonario para las organizaciones criminales. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, se calcula que cada año se blanquean hasta 2 billones de dólares de fondos ilícitos a través de las redes financieras mundiales. Esto representa entre el dos y el cinco por ciento del PIB mundial y aumenta cada año. Se calcula que sólo se intercepta el 1% de los flujos financieros ilícitos a nivel mundial.
Reflexiones finales
La delincuencia financiera es un tipo de delito contra la propiedad que implica la conversión ilegal de la propiedad de bienes (pertenecientes a una persona) para su uso y beneficio personal. El fraude (fraude con cheques, fraude con tarjetas de crédito, fraude hipotecario, fraude médico, fraude empresarial, fraude con valores (incluido el uso de información privilegiada), fraude bancario, fraude de seguros, manipulación del mercado, fraude en los puntos de venta, fraude en la atención sanitaria); el robo; las estafas o los trucos de confianza; la evasión fiscal; el soborno; la sedición; la malversación; la usurpación de identidad; el blanqueo de capitales; y la falsificación, incluida la producción de dinero y bienes de consumo falsos, son todos ejemplos de delitos financieros.